La crónica de un ridículo.

Llevo todo el día pensando en qué tipo de crónica hacer sobre el "partido" de ayer, y he llegado a la conclusión de que los individuos que se pusieron la camiseta azul en Murcia no merecen ni siquiera que se les nombre.
Algunos ya andan poniendo excusas baratas, como el calor, el largo viaje...pero la realidad es que para el ridículo espantoso de ayer no hay ninguna justificación mínimamente razonable.
Jugadores que tienen el mismo trato que los futbolistas de primera, con sauna, masajes, estancias en hoteles de lujo...no pueden salir a un campo como salieron ayer, a pasearse, y sobre todo, a ensuciar la imagen del REAL OVIEDO.
Los tres goles en contra fueron de verbena, algunos...vergonzosos, indignos de jugadores de esta categoría. Ayer no falló Raúl, ayer lo que falló es que no hubo ACTITUD sobre el campo.
Ya dije en pretemporada que la plantilla tenía muchos jugadores a priori técnicos, pero pocos "obreros", poca gente sacrificada, y ayer lo confirmé.
El único que supo a qué jugar fué Curro (manda huevos que yo diga esto), jugando el balón con criterio, buscando la portería, y jugando con sentido los balones. Lástima que saliera tan tarde, porque el centro del campo ayer con Rubén y Mario Prieto...penoso.
Mención "especial" a Hedrera, que sin Gonzalo no es ni la mitad de jugador que con él, con fallos infantiles, y con una falta de actitud demencial.
De Larrea casi mejor no hablar, hizo los cuarenta y cinco minutos más ridículos que le ví a un jugador en mucho tiempo. Me niego a pensar que sea tan malo, espero que ayer simplemente...no fuera su día.
Hala, la copa a la mierda.