domingo, 26 de noviembre de 2017

EL CÁNCER SOLO TE MATA SI RENUNCIAS A LA VIDA


Desgraciadamente el cáncer no se combate con lazos rosas ni con cadenas de washapp, todo eso queda muy bonito en las redes pero a quien lo padece no le sirve absolutamente  de nada, si acaso para sentir una pizca de solidaridad.
Detrás de cada persona con cáncer hay una historia de miedos, temores, dolor, inseguridades, duros tratamientos y sobre todo incertidumbre, nunca sabes si esta vez se ha ido para siempre, puedes ganar una batalla pero eso no te asegura salir vencedor de la guerra.

Vivimos en una sociedad en la que la palabra cáncer es casi sinónimo de muerte para mucha gente, cáncer es la palabra maldita,  en ocasiones da miedo confesar que lo tienes porque desde ese momento muchos te mirarán con pena, incluso produce el efecto casi mágico de que tus enemigos acaben pasándote la mano por encima del hombro con palmaditas de hipocresía como si no hubiese pasado nada, tienes cáncer,  ya no te miran con odio, ahora te miran como pidiéndote que les perdones la vida. Aunque lo más "gracioso" sin duda son los desfiles hacia el hospital de familiares a los que llevas sin ver desde la primera comunión, debe ser que como piensan que vas a morirte vienen a cumplir el trámite. Perdonad  si suena duro, pero así lo siento.

Venceremos al cáncer cuando pronunciemos sin miedo su nombre, cuando no transmitamos lástima sino esperanza, pero sobre todo venceremos  cuando decidamos afrontarlo con uñas y dientes, no rindiéndonos nunca, no dejando al descubierto ningún resquicio de debilidad que él pueda ver y por donde pueda entrar. No se quien dijo que sino luchas ya estás muerto, yo añadiría que además de ya estar muerto no mereces seguir vivo ni un minuto más.

Sí, tengo cáncer, lo digo  en presente porque he ganado batallas pero aun no ha terminado la guerra, pero lo haré,  no tengo la más mínima duda, me he hecho tan fuerte estos meses y he aprendido a quererme tanto que me siento invencible, tanto que no he permitido que los míos me vieran mal ni un solo día, no podía permitirlo, y aunque suene fuerte hasta hay momentos  en los que me apetece darle las gracias al puto cáncer  por haber cambiado mi perspectiva de la vida, por ser mejor persona.
Y no me olvido de vosotros, no hace falta decir vuestros nombres, los que habéis sido solo por vuestra existencia mi principal aliciente para luchar con esta fuerza que ni sabía que tenía, cuando gane la guerra, que lo haré, ya nada podrá con nosotros.

Y es que el cáncer solo te mata si renuncias a la vida.

ASOCIACIÓN DE VETERANOS. NI UN SEGUNDO MÁS EN EL REAL OVIEDO.

Para los despistados de última hora, y también para refrescar la memoria de esos que han olvidado con suma facilidad, voy a resumir con l...