Señor Ladislao Arriba, lo de "señor" lo digo por educación, en realidad tengo que pedir perdón por ser tan hipócrita y usar este adjetivo con usted cuando no lo siento, yo que presumo de ser tan sincera. Tenía ganas de dirigirme en persona a usted, mirar su cara y su expresión cuando le explicara mirándole a los ojos lo que usted llama birria y lo que para mi, y para miles de personas en todo el mundo, es un sentimiento con mayúsculas, y hasta en muchos casos, como el mío, una forma de vivir, y una corriente de sensaciones y sentimientos que marcan mi día a día, mi pasado, mi presente y mi futuro, el mío, el de mis hijos, mi pareja, mis mejores amigos, que al igual que yo llevan en su sangre este oviedismo que tanto nos marca.
Es muy fácil ejercer de periodista a distancia, sentado en un butacón de diez mil euros y mandar sus artículos desde un correo electrónico insultando a todo un sentimiento y a quienes están detrás, desgraciadamente yo no puedo ver su expresión, pero si algún día le llega esto, sepa usted que seguramente detrás de esta carta están muchísimos oviedistas que se han sentido ofendidos por sus mentiras, insultos y falacias.
Entiendo en parte su envidia y su rencor, ahora el REAL OVIEDO es noticia en todo el mundo, pero no sólo por haber sido adquirido por el hombre más rico del mundo, sino porque su afición, con mayúsculas, es dueña de casi la mitad del club, esa es la verdadera riqueza de nuestro equipo, no depende de quién lo compre, somos ricos, millonarios, en sentimiento, corazón y lucha, y eso viniendo de un "esportinguista sin carnet" como usted mismo se define en un libro suyo, debe joder bastante, ya que ustedes sólo han sido noticia a nível nacional por comprar plazas en Segunda B para su filial descendido en los campos a tercera, o ser pillados con el culo al aire en un vídeo de repercusión mundial, comprando y amañando partidos con árbitros y directivos contrarios. Ustedes sí representan al verdadero fútbol negocio, usted precisamente como aficionaducho de ese equipucho es quién más tiene que callar.
Lo reconozco, soy radical, visceral, pero la vida me ha hecho ser así, ya que tuve que luchar al lado de mis compañeros para que mi equipo no muriese hace diez años, lapidado por todos los frentes, políticos, periodistas como usted vendidos al poder, y un alcalde con mayorías absolutas que no contento con querer matarnos creó un engendro para aniquilarnos y dispuso a todos los empresarios en nuestra contra. Y mientras todo esto pasaba, ustedes a 28 kilómetros, recibían dinero público a esgaya, de Ayuntamiento y Principado, sin tener que luchar por nada, puesto que todo se daban regalado. Aún con todos los enemigos en contra dimos una lección al mundo y al fútbol moderno, y conseguimos salvar a nuestro club, mientras usted se dedicaba a ver la vida pasar, igual que sus compañeros esportinguistas.
Si no había suficiente con eso, y con seguir viendo a nuestro equipo en tercera varios años, y en Segunda B el resto del tiempo, nuevamente otro hachazo tuvimos que soportar, fruto de la nefasta gestión, delictiva en mi opinión, de dos consejos de administración que dejaron al club en causa de disolución y en una situación otra vez al borde de la desaparición. Había que ponerse el traje de soldado otra vez, en realidad nunca lo guardamos, lo dejamos en la percha, bien a mano, porque muchas veces lo teníamos que sacar para pelear a diario. Pero esta nueva batalla iba a ser la definitiva, de esta dependía nuevamente la vida...o la muerte.
Todos otra vez nos daban por derrotados, pero somos oviedistas, creemos en los milagros, porque sabemos de nuestra fuerza y nuestra inigualable fortaleza de corazón, y lo que se antojaba una guerra perdida se convirtió en la una hazaña a nível mundial, donde el oviedismo surgió como una hemorragia azul en los puntos más dispares del planeta, convirtiéndose en noticia general, y dando nuevamente otro ejemplo al mundo de lo que es una afición y una lucha por un sentimiento.
Y así pasó, como el club más pobre del planeta en dinero, y más rico del planeta en sentimiento, fué la apuesta del hombre más rico del mundo, que ironía, que cosas que tiene la vida, sólo aquí, sólo nosotros, podíamos conseguir nuevamente este milagro.
Ahora hemos regresado de nuevo nuestro traje de soldado al armario, estamos disfrutando del momento, que bien merecido nos lo tenemos, pero ahí lo dejaremos, por si acaso, porque no dude usted que si un día, dentro de unos años, o pasado mañana, el REAL OVIEDO necesita de sus miles de soldados dispuestos a morir por él, ahí estaremos, en las barricadas, con las únicas armas del corazón, el alma y la ilusión por un sentimiento único, distinto a todos, inigualable.
Y es que "señor" Ladislao Arriba, si mi equipo, con todo este bagaje, y esa historia detrás, es una birria, usted y su club de esportinguistas sin carnet y de pacotilla que sólo aparecen en lo bueno ¿qué carajo son?.
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